viernes, septiembre 17, 2010

Direcciones Distintas



"Pueblo largo y cojudo,
barril sin fondo de mierda,
ojalá pase un río más largo
y lo borre del mapa y se pierda"


Hila las letras, hila la vida, hila mi mente, mis ganas, mis lagrimas. Hila algo, lo que sea, un puñado de harina, una pizca de sal. Hila los sabores, hila las emociones, hila las gotas de lluvia suave, esa misma, maldita sea, que no moja, pero desespera. Hila el marfil, el de la torre, el estúpido marfil que no debió regresar. Hílame a mi, por que quede a pedacitos, a retazos inconclusos.

Ya no se que hacer, tocar más puertas o aguantar la intemperie, la incertidumbre. Maldita sea, la suerte, la loca, la amarga, la tuya o la mía, maldita sea la profecía que se tejió, malditos los pensamientos que me roban la calma, malditas las circunstancias y el temblor de las manos. Benditos los inconclusos, que viven por días, que lloran por años.

Te estrujaría en un abrazo, para que no te salieras de mi alma, pero mi alma ya se cerró y te quedaste afuera sin llave, o yo me quedé dentro encerrado.

Nos queda el olvido y el alcohol, y ni el alcohol me queda ya, ni la negra, ni la blanca, ni el naranja infinito, ni el verde monstruoso.

Tal vez Rocamadour me extienda los brazos, o la Venus de Milo, que no tiene; o Caliope, o Thaleia o las Moiras se apiaden de mi y me tejan una trenza de miel, a ver si logro quitarme el salado sabor de la boca.

Lo sabía, carajo, como lo sabía, tanto que me asusta saber que sabía. Pensé que llegaría, y llegó (más pronto que tarde), el momento de recoger los pedazos, armar un feo colage, gritarle a la vida: "Maldita, sáquemelo un poquito"; el momento inoportuno de escuchar el "te lo dije", el momento infinito de mirar por la venta esperando que suene aquel bonito timbre que no va a sonar. Ese momento, nostálgico, puro, humano, de sentirse como mierda en el asfalto.

Es duro, pero no es la primera, ni será la última, vez que deba caminar por inercia, sabiendo en en sentido contrario se larga la felicidad, y no tener el valor de girar la mirada por miedo a las represalias. Abreven los pezones con sal, de la mujer de Lot.

Se encharcaron tus ojos, se encharcaron los míos, nos fundimos en un doble abrazo, como de despedida de puerto y sin volver a mirarnos nos fuimos caminando en direcciones distintas; las mismas direcciones distintas en las que veníamos caminando cuando, un día (por azares absurdos) no encontramos. Pero mi querida (y que bien suena "mi querida"): la tierra es redonda y algún día seremos mayores

sábado, agosto 28, 2010

Tangerine Flavored


Mantenía cerrados los ojos por un largo rato, quería mirar, quería espiar bajo mis párpados y ver, exactamente, que sucedía frente a mi. Había en el lugar un olor agradable, una brisa fría y una luz a un lado que venía de un raro cuarto que nunca supe para que servía. El cielo, el cielo crecía inmenso tras de mi, bastante estrellado, bastante adornado con retazos de nubes místicas de colores psicodélicos cual caleidoscopio setentero.

Al fondo las luces de la ciudad salían de los edificios en donde la gente continuaba su vida al mismo ritmo caótico de siempre, mientras yo sólo tenía ese instante inmortal que pretendía ser más duradero de lo que realmente estaba siendo. Mis manos no sabían que hacer mientras la música, que no estaba sonando, avanzaba en sus compaces. Podía sentir todo mi cuerpo, preso de una autonomía total, atado en cabal libertad, consciente de todo cuanto sucedía, vivo, mio. Mi corazón empezaba a latir más fuerte mientras se formaba un vacío absoluto en mi estómago como si estuviera cayendo, pero sabiendo que no llegaría al suelo. El viento susurraba poemas, mientras el silencia de la noche fluía a borbotones y podía escucharme respirar. Intentaba pensar en algo, pero muchas ideas se agolpaban al tiempo y formaban un revoltijo inexpugnable que prefería olvidar antes que intentar desenmarañar. Entonces abría mis ojos para descubrir con alegría, frente a mi, tus ojos cerrados que lentamente se abrían. Luego venía el abrazo. Luego venía la brisa. Luego venían las ganas de abrir, otra vez, los ojos para ver, exactamente, que sucedía frente a mi

domingo, agosto 15, 2010

Susceptibilidad Paradójica Imaginativa



Advertencia: El siguiente texto no es un poema, por lo que no esperen encontrar bonitas rimas o métrica alguna. Tampoco está escrito en prosa. Es sólo algo que surgió en un lugar cualquiera, en un momento cualquiera, de un día cualquiera, pero no sobre un asunto cualquiera.

¿Cómo no preguntarme?
Si la lluvia cae sola del cielo
Si la luna se dibuja en colores
Si las flores bailan al viento
Si las luces esconden deseos

¿Cómo no imaginarte?
Si los sueños no tienen complejos
Si la realidad se ríe por todo
Si el aroma se mantiene indeciso
Si el sabor no conoce diluvio

¿Cómo no emocionarme?
Si la soledad se aferra al silencio
Si el calor no se siente en invierno
Si la alegría se dibuja en un momento
Si el rubor se mantiene despierto

¿Cómo no respirarte?
Si el aire escasea de noche
Si los ojos brillantes se esfuman
Si las sonrisas encienden el alba
Si el aliento mantiene puras las ganas



¿Cómo no callarme?
Si las palabras de pronto no hilan
Si las frases, a tiempo, se esconden
Si las letras despavoridas huyen
Si las ideas se refugian del frío

¿Cómo no esperarte?
Si el tiempo no tiene malas intenciones
Si el reloj no marca las horas
Si el calendario anda de vacaciones
Si las prisas se han largado sin aviso

Pero entre todo lo que pasa
entre las palabras que se caen
entre las miradas que se cruzan
entre las melodías que se dibujan
Entre todo eso, no pasa nada
Sólo pasa el día, pasa la noche
pasa la lluvia, pasa el sabor
pasa tu aroma, pasa tu azul

Y no pasa nada
ni queriendo, ni sin querer
ni una bomba desinflada
ni el sabor a ti, mujer

Nelson Felipe Blanco Jaimes

jueves, julio 29, 2010

Tengo ganas



Tengo ganas de hablarte
de dejar caer palabras
ganas de decirte todo
ganas de callarlo todo

Tengo ganas de acercarme
de correr sin prisa
ganas de llevarte al cielo
ganas de tocarte el pelo

Tengo ganas de apostarte
todo, hasta mi camisa
ganas de ganar un poco
ganas de volverme loco





Tengo ganas de soñarte
de regalarte la luna
ganas de pedir que entres
ganas de pensarte siempre

Tengo ganas de alegrarte
de robarte, sin miedo, un instante
ganas de gritar al viento
ganas de decir que siento

Así, que me quedo con mi ganas
mis notas, mis celos y mi abril
mi frío de noche obscura
y tu silueta, tarta de luna




Nelson Felipe Blanco Jaimes

sábado, julio 24, 2010

About red noses


Love therapy :)


Sixth Patch

sábado, julio 10, 2010

About....

This song is about a girl, about ears, about shoes, about hearts, about choices, about you, about me, about everything

And the only clear thing that it says, is that I can't see you every nigth.... free




I need an easy friend. I do, with an ear to lend
I do think you fit this shoe. I do, won't you have a clue

I'll take advantage while. You hang me out to dry
But I can't see you every night, free

I standing in your line. I do hope you have the time
I do pick a number too. I do keep a date with you

I need an easy friend. I do, with an ear to lend.
I do think you fit this shoe. I do, won't you have a clue.

I'll take advantage while. You hang me out to dry.
But I can't see you every night. No I can't see you every night, free. I do

sábado, julio 03, 2010

Dista------------------------------------------------ncia



Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía



Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto





Neftalí Reyes Basoalto

martes, junio 29, 2010

Osadía Atemporal



"La calle de las delicias" le llamaban a esa fea calle de ese feo sector de esa fea ciudad. A falta de reloj, el sol marcaba como las cuatro. Era un junio cualquiera, como casi todos y la melancolía se hacía ligera y podía respirarse.

- "Maria Teresa, ay Maria Teresa" - gritaba la botella, mientras aparecía a contra luz una silueta apretada, un tanto joven, un tanto vieja, un tanto puta; y de sus labios rojos como la sangre salía siempre la misma frase, desgastada de tanto repetirse:

- Otra vez por aquí don Nicanor - y siempre la misma respuesta: - otra vez por aquí, Juanita -, como en una rutina tonta pero necesaria.

- "Maria Teresa, ay Maria Teresa" - gritaba el mostrador. Era un bar de mala muerte, de esos de rocola en el rincón, de olor a humo pesado, de ranchera y bandoneón; tenía un poco sucias las mesas, viejas las sillas y manchadas las paredes, pero en medio de su profunda tristeza, no había lugar más puro, más primitivo, más básico y sencillo, más digno de don Nicanor. Idílico lugar el bar aquel, puesto sobre la calle de las delicias y no menos feo que el rededor, abría sus puertas de tres a seis, de Martes a Domingo y de par en par.

Juanita, con una vida nada fácil, se paseaba por la calle de las delicias, esperando que algún buen corazón le lanzara la buena suerte; trabajaba en un idílico lugar, puesto sobre la calle de las delicias y no menos feo que el rededor, abría sus puertas de tres a seis, de Martes a Domingo y de par en par. Era la única mesera y de paso, la única razón de muchos clientes que concurrían al lugar y que esperaban con sonrisas y piropos malgastados pagar la cuenta y si tenían suerte pagar también el cuarto en dónde Juanita, casi a diario, esperaba que algún buen corazón le lanzara la buena suerte.

- Ay, don Nicanor, cuando va a dejar de beber - Preguntaba Juanita, mientras limpiaba la mesa de aquel señor ya un poco mayor. - Cuando vuelva Maria Teresa; si la ves, dile que la estoy esperando -.

- Nicanor, no olvides que te amo - Dijo Maria Teresa mientras recogía las maletas y se largaba de la casa. - Si así es como me amas, prefiero que me odies - respondió don Nicanor mientras veía a su amor salir por la puerta de su casa, después de eso no se ha vuelto a enamorar.

- Naciste sola y morirás sola - le repetía la dueña de la pensión cada vez que veía llorar a Juanita porque el hombre de turno se había ido sin despedirse, veía como se pasaban los años, entre ebrios y borrachos, y ella seguía sola, como al principio.

"La calle de las delicias" le llamaban a esa fea calle de ese feo sector de esa fea ciudad. A falta de reloj, el sol marcaba como las cuatro. Era un junio cualquiera, como casi todos y la melancolía se hacía ligera y podía respirarse.

- Hoy será como siempre, don Nicanor, un día como cualquier otro - Dijo Juanita, al pasar junto a la mesa y recoger una colilla de cigarrillo del suelo. - No estés tan segura - dijo don Nicanor con una pícara sonrisa mientras observa con deseo el monumental revoltijo de carne y huesos que usaba Juanita como cuerpo - no estés tan segura, muchacha , me lo dice mi buen corazón -

miércoles, junio 23, 2010

Ven, te invito un café


Te invito un café
Un café con aroma de aguardiente
Con sabor a besos mañaneros
Un café lleno de sueños
Endulzado con una pizca de caricias
Con destellos de verdades
Con góticas de mentira
Con amores pasajeros
Y abrazos de corazón

Te invito un café de historias
Un café lleno de palabras
Un café para contar
Y si es preciso, otro para olvidar

Te invito un café
Dibujado en una tira de historietas
Pintado en un lienzo carmesí
Adornado con florecitas de Liz
Con sal en la heridas
Con labial rojo carmín














Te invito un café
Entre notas musicales
Entre Re, Fa, Sol, Mi, Fa
Acompañado de humedales
Con el arpegio de Don´t Cry

Te invito a descubrir el mundo
A caminar sin desandar
A ser feliz, a imaginar
A sonreír al despertar
Te invito a perseguir los sueños
A gritar en libertad
A sentir el viento soplar
A vivir, y de paso disfrutar

Ven, te invito un café
Para soñar despiertos
Para volar sin alas
Para creer que puedes
Para llorar si quieres
Para actuar con ganas
Para querer sin mente


Nelson Felipe Blanco

sábado, marzo 20, 2010

Ni más ni menos, justo así




VICEVERSA


Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte

Tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte

Tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte

O sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa

Mario Benedetti

jueves, marzo 18, 2010

Cuadrilátero

Esto es lo que pasa cuando asumes que está bien:

Pedro, un indivudo normal como cualquier otro, se encontró de frente con Teresa, una mujer normal como cualquier otra. Pedro arrugó la frente mientras miraba fijamente a Teresa. Teresa pensaba: "que lindas arrugas ".

Joaquín, un loco soñador amante de los buenos versos y el café, se encontró mirando detenidamente a Mariana, una loca soñadora amante de los buenos versos y el café. Mariana miraba fijamente el punto rojo en la tercera baldosa del piso del lugar. Joaquín pensaba: "que linda desatención".

Una mañana, diferente de cualquier otra, Mariana se encontró delante del mostrador del lugar donde Pedro trabajaba.

Tres meses después, Joaquín se encontró mirando el punto rojo de la tercera baldosa del lugar. Mismo punto que miraba Teresa mientras pensaba por que Pedro se había ido con aquella mujer que conoció mientras trabajaba en aquel mostrador

martes, febrero 16, 2010

Your big brown eyes


Me encontré recostado esperando que sonara aquel bonito timbre que no iba a sonar. Yo sabía, muy dentro de mí, que no sonaría; pero no me importó, seguí recostado esperando que sonara aquel bonito timbre que no iba a sonar.

Me encontré sentado esperando que sonara aquel bonito timbre que no iba a sonar. Yo sabía, muy dentro de mí, que no sonaría; pero no me importó, seguí sentado esperando que sonara aquel bonito timbre que no iba a sonar.

Me encontré de pie esperando que sonara aquel bonito timbre que no iba a sonar. Yo sabía, muy dentro de mí, que no sonaría; pero no me importó, seguí de pie esperando que sonara aquel bonito timbre que no iba a sonar.

Me encontré caminando esperando que sonara aquel bonito timbre que no iba a sonar. Yo sabía, muy dentro de mí, que no sonaría; pero no me importó, seguí caminando esperando que sonara aquel bonito timbre que no iba a sonar.

Me encontré frente a ti esperando que sonara aquel bonito timbre que no iba a sonar. Yo sabía, muy dentro de mí, que no sonaría; pero no me importó, seguí frente a ti esperando que sonara aquel bonito timbre que no iba a sonar.

Y entonces me detuve, más por tus ojos que por la convicción de que no sonaría. Que no le vería. Que no le sentiría.

Y fue ahí, cuando descubrí que no importa lo que pase, tus ojos siempre derribarán mis convicciones y detendrán mi espera.

Aahhhhhh!

lunes, febrero 01, 2010

And it was called yellow

Mientras el sol de medio día me golpeaba la mejilla derecha y las piernas se me calentaban por el calor que esas raras piedras emanaban en mi asiento, pensé mucho y descubrí que en realidad todo es amarillo :)


And it was called yellow :)




lunes, octubre 26, 2009

No mucho para decir

Siempre me ha gustado ver el atardecer, ver como poco a poco va desapareciendo la luz, mientras una suave brisa acaricia mis mejillas y el anaranjado se mezcla con el celeste y después con la oscuridad; todo se va poniendo en calma, en silencio. Me gusta, por que también me pone en calma, bloquea mis pensamientos y eleva mi mente por encima de las montañas tras las cuales se va escondiendo el sol.

Siempre me ha gustado ver el atardecer, pero hoy no hay mucho que decir, las cartas quedaron tiradas en el piso de aquel lugar. Yo no quiero recogerles. No hay mucho que decir, no hay mucho que buscar, las ilusiones se van desapareciendo como el día, efímeras como casi siempre. Hay muchas cosas que no entiendo, pero al fin y al cabo sólo son cosas, vanales, supérfluas.

Algún día debía suceder, y dadas las circunstancias, fue mejor pronto que tarde. Cuando es tarde no queda mucho tiempo y las segundas oportunidades dejan de existir.

Ahora estoy sólo esperando que el cuadro se ilumine, una esperanza, tal vez una razón para continuar con las luces encendidas

viernes, abril 10, 2009

Buenas salenas cronopio, cronopio


Hace ya un tiempo que no escribo sobre como me siento, más que por falta de tiempo ha sido por falta de sentimientos; porque ¿cómo podría un pintor dibujar la Venus desnuda si no la está viendo?.... Hay una forma, que es a golpe de recuerdos, pero en este congestionado siglo es, sin duda, muy difícil vivir del pasado; ese pasado que nos atormentó o que nos alegró está ya muy lejos de nuestro alcance y además sobre valuado; aunque siempre será agradable sentarse a ver el ocaso e intentar recordar como solían ser cosas que tal vez ya no veamos, o que tal vez nunca vivimos

Ahora bien, podemos ser como los aburridos famas que fijan sus recuerdos, y luego los envuelven en telas negras que marcan con notas para dejarlos parados contra la pared de la sala. O ser como los hermosos cronopios que dejan sus recuerdos libres por la casa para que corran y rían y formen algarabía. ¿Y por qué los famas envuelven sus recuerdos y los cronopios no?, es sencillo, por que los famas no tienen la capacidad, mágica o mística (según como se vea), de poder vivir con su pasado, de interactuar con él sin que afecte su presente y, ya sea, bueno o malo el recuerdo prefieren relegarlo a un oscuro escondite desde donde no puede afectarles, que cobardes son; lo bueno de eso es que (supongo yo) esos recuerdos envueltos, de hecho, no pueden afectar a los famas que viven su aburrida vida presente

En el otro lado de la moneda (o de lo que sea que se maneje como homólogo de la moneda en ese Cortázar-mundo) están los hermosos cronopios, que prefieren dejar sus recuerdos libres por la casa, y cuando se los encuentran corriendo los acarician un poco y les advierten que tengan cuidado de no caer o de tropezarse por las escaleras; la algarabía de sus recuerdos no les impide a los cronopios llevar su vida normalmente; con todo ese montón de recuerdos sueltos por ahí son felices y cantan hermosas melodías y dibujan veloces gaviotas en las caparazones de las tortugas y soplan las flores para que bailen. Los valientes cronopios dejan sueltos sus recuerdos por que tienen perfectamente claro que son parte de un pasado que ya no existe y que, por tanto, no puede afectarles, tienen muy bien marcado el límite y viven su presente sin entrar en conflicto con su pasado, mantienen un buen equilibrio y continuan viviendo su alegre vida presente

Buenas salenas cronopio, cronopio y después un canto mágico mientras se observa el sol; catársis y vida propia, buena vida propia

Hace ya un tiempo que no escribo sobre como me siento, aún tengo poco tiempo pero ahora más sentimientos, unos, de hecho, muy bonitos que florecen como poesía por que son poesía y pueden dubujarse en tonos de marrón o rosado mientras brilla el sol

He decidido dejar sueltos mis recuerdos por mi casa y que corran por ahí y formen algarabía, pero no tendré más tiempo cierto que el mágico presente que me hace sonrreir y, bueno (anque no tenga buena voz), cantar sin sonrojo, mientras disfruto de esa poesía y, por que no, bailar tregua y bailar catala





Imagen tomada de:
http://deuntrazo.blogspot.com/2007/03/estos-das-he-estado-trasteando-bastante.html
Texto © Nelson Felipe
Basado en: "Historias de cronopios y de famas", libro de Julio Cortázar

sábado, febrero 21, 2009

Y Los Hombres Buenos ¿Dónde Están?


"Se puede ser un buen hombre y hacer malos versos"
Molière (1622-1673) Comediógrafo francés.

Hace no mucho tiempo caminaba por unas oscuras calles de un lugar bastante conocido con dos de mis mejores amigos y otras personas cuyos rostros se difunden entre humo y razones. Era un poco tarde y el estomago crujía de hambre, por lo que no fue difícil para nosotros detenernos en una venta de comida mitad establecida, mitad ambulante. Hernán, el historiador, el que cree en un mejor mundo y en que si pueden haber políticos honestos, se acercó al chef-vendedor y ordenó un par de bandejas con no se que. Como en todo buen lugar que vende comida debíamos esperar, y mientras tanto, sentados en la acera, hablábamos de todo un poco y nos reiamos un poco de todo, como en cualquier época pasada antes de cualquier clase de cálculo o español. Alguien contaba una historia que no recuerdo, a lo mejor no era importante; sin embargo me entretuvo el tiempo suficiente para que Hernán se levantara a por las bandejas. Cuando me dí cuenta de la banalidad de la historia que contaban, me giré para buscar al que ya debería haber llegado con la comida. En efecto, le encontré junto al carrito plateado esperando por el pedido que consecuentemente le entregaron; y para sorpresa de todos (y realmente sin saber por qué) se acercó a un hombre, al parecer paralítico, que estaba en su silla de ruedas a un lado de la calle y sin pensar le entregó las bandejas que llevaba en las manos. Este hombre, que ha deambulado por esas calles desde que recuerdo frecuentarlas, suele pedir una ayuda a todas las (muchas) personas que pasan por allí; casi todos le ignoran, yo le ignoraba, y muy seguramente Hernán también lo hacía; pero esa noche, mientras le entregaba la comida (que seguramente le vino muy bien), dejó de ignorarle y empezó a ayudarle.

Ví, desde donde aún estaba sentado, como el tipo se quitó los guantes industriales que usa para movilizar su silla de ruedas y extendió sus mano derecha para tomar, antes que la comida, la mano de mi amigo, en el mayor gesto de gratitud que hubiese visto por esos días; le dijó un montón de cosas que por la distancia no pude escuchar y finalmente tomó las bandejas. Hernán comenzó a caminar en dirección opuesta a nosotros, yo me levanté y cuando lo alcancé lágrimas reales salían de sus ojos. Sin saber que decir le pregunté por qué lloraba, y me dió la mejor respuesta que podía esperar: "Lloro, por que me siento mal; por que no soy nadie, por que no somos nada, por que mil veces y más he renegado de mil cosas y más; y me asombra que alguien muy golpeado por la vida sea capaz de reconocer a Dios, reconocer un acto muy noble, en unas simples bandejas de comida. Si hubiese tenido más dinero, le hubiese comprado más bandejas. El tipo se pasa los días enteros en esta calle, por donde pasan miles de insensibles pertenecientes a esta sociedad de mierda que no es capaz de reconocerse en el otro, y queda a la espera de una moneda que nadie le da, de una mano que nadie le brinda. Y no es uno, son millones los que están en esa situación, y nosotros, nos metemos en nuestras bolitas de cristal y pretendemos que nada pasa por que no somos los que debemos "rebuscarnos" el pan, o dormir bajo cualquier puente. Se que no es mucho lo que pueda hacer, pero algo he de hacer".

Después de decir eso, saco un pañuelo que tenía en su bolsillo y secó sus ojos.

No tengo idea de que lo habrá dicho aquel hombre, pero no es difícil de imaginar; por que estoy seguro que se ha preguntado más de dos veces ¿en dónde carajos están los buenos hombres?, y para fortuna suya y nuestra, esa noche apareció uno frente a él y ante nuestro ojos e hizo dos cosas que considero, son actos de gran valentía humana: fue capaz de tragarse los prejuicios y no tuvo miedo de hacer el bien. Después de esto le felicité y nos fuimos a casa, él con una tremenda satisfacción por haber ayudado; y yo con la plena convicción de que si ha de hacer algo y que, sin duda alguna, también quiero ayudar.





Fotografía tomada de:
http://www.lacoctelera.com/myfiles/nadiemeescribe/hombres.jpg
Texto © Nelson
Basado en una historia real

jueves, enero 29, 2009

Exposición Telequinética




"Personas desinformadas han confundido la palabra quinesis con movimiento. Cuando ella proviene del griego "kineo" y significa yo muevo. Mucha gente especializada en el asunto y que estudia la mente define a este tipo de energía como un fluido psíquico activo capaz de afectar a la materia".






Imagen tomada de:
http://www.sitionatural.com/imq/telequinesis1.jpg
Texto © Wikipedia

sábado, enero 17, 2009

Lo Que Es Un Buen Poema





¿Que cómo fue, señora...?
Como son las cosas cuando son del alma.
Ella era muy linda y él era muy hombre,
y yo la quería y ella me adoraba;
pero él, hecho sombra, se me interponía
y todas las noches junto a la ventana
fragantes manojos de rosas había
y rojos claveles y dalias de nácar.

Y cuando las sombras cubrían las cosas
y en el ancho cielo la luna brillaba,
de entre las palmeras brotaba su canto
y como una flecha a su casa llegaba.

¡Cómo la quería!
Cómo le cantaba sus ansias de amores
y cómo vibraba con él su guitarra.
Y yo tras las palmas con rabia le oía
y entre canto y canto colgaba una lágrima.
Lágrimas de hombre, no crea otra cosa,
que los hombres lloran como las mujeres
porque tienen débil, como ellas, el alma.

No puedo evitarlo, la envidia es muy negra
y la pena de amor es muy mala,
y cuando la sangre se enrabia en las venas
no hay quien pueda, señora, calmarla...
Y una noche, lo que hacen los celos,
lo esperé allá abajo, junto a la cañada;
retumbaba el trueno, llovía, y el río
igual que mis venas hinchado bajaba.

Al fin a lo lejos lo vi entre las sombras,
venía cantando su loca esperanza,
en el cinto colgaba el machete,
bajo el brazo la alegre guitarra.

Llegó hasta mi lado, tranquilo, sereno,
me clavó con los ojos su fría mirada;
me dijo: -¿Me esperas?... Le dije: -¡Te espero!
y no hablamos más, ni media palabra.
Que era bravo el hombre, cual los hombres machos,
y los hombres machos pelean, no hablan.
¡Cómo la quería...! El machete dijo
su amor y sus ansias, roncaba su pecho,
brillaban sus ojos, y entre golpe y golpe ponía su alma.
No fue lucha de hombres, fue lucha de toros,
eso bien lo sabe la vieja cañada,
pero más que el amor y el ensueño
pudieron la envidia y la rabia,
y al fin mi machete lo dejó tendido
sobre su guitarra...


No tema, señora, con cosas pasadas...
Todavía en el suelo me dijo llorando:
-¡Quiérela... que es buena...!
Quiérela... como yo la he querido¡
Quiérela... que es santa...
que aunque muero...
la llevo metida en el alma!
Y tuve celos, señora, del que así me hablaba
y tuve celos de aquel que moría
y aun muriendo la amaba...
Y la sangre cegó mis pupilas
y el machete en la mano temblome con rabia
y lo hundí en su pecho con odio y con furia
y rasgué su carne buscándole el alma...
Porque en el alma se llevaba mi hembra...
y yo no quería que se la llevara





Fotografía © Osmotic
Texto © "El duelo del mayoral", poema llanero anónimo